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Mis razones para estar en contra de la energía nuclear

Publicado por Álvaro en , , , , el 17.3.11




Dado que soy consciente de que el ruido mediático de nuestros días pone díficil analizar cualquier tema en profundidad, intentaré dar las razones muy concisas por las que estoy en contra de la generación de energía eléctrica a partir de reacciones de fisión nuclear. Además, las ordenaré de mayor importancia a menor.
  • Es innecesaria. El ser humano lleva unos 200.000 años dando vueltas por aquí y la energía nuclear unos 50. Eso representa un 0,025% del tiempo de nuestra especie, o dicho de otra forma, que el homo sapiens sapiens se las ha arreglado durante el 99'975% de su tiempo sin ella. En España representa el 18.29% de la energía eléctrica consumida1, porcentaje del cual se podría prescindir sin problemas simplemente volviendo a niveles de consumo eléctrico posteriores al año 20002 (y aún daría de sobra para conectar muchas videoconsolas más, o luces de neón, o adornos navideños).

  • Supone una condena para el futuro, para siempre. Si Rómulo y Remo hubiesen construido una central nuclear, sus residuos seguirían siendo igual de dañinos ahora que cuando se generaron, y aún faltarían cientos de miles de años para que se volvieran inofensivos. Supone un acto criminal y amoral enterrar semejantes bombas de relojería que requieren cuidados continuos; los planes para la gestión de residuos radiactivos no se redactan para más allá de 100 años3 (del 0.001% al 1% de la vida de los residuos4).

  • Las centrales no son seguras. Ni siquiera cuando una central se diseña específicamente contra un desastre natural (como lo fueron las japonesas5) puede asegurarse que lo resista. Además, las centrales dependen de una total estabilidad sociopolítica y estructural; un corte prolongado del suministro eléctrico, un ataque terrorista o una guerra suponen amenazas más que posibles en cuarenta años de vida de una central. En caso de guerra, por cierto, las centrales nucleares son un caramelo para el enemigo: una bomba nuclear que estallara sobre una central nuclear causaría un desastre inimaginable, ya que sus efectos se multiplicarían.

  • La generación de energía eléctrica es la fachada civil de la energía nuclear, que oculta su interior militar. Los países del Norte económico se alarman con toda la razón ante la intención de Irán y Venezuela de generar energía eléctrica nuclear, ya que es la excusa que ellos mismos utilizaron para embellecer su totalitario programa armamentístico. "¡Bienvenidos a la era atómica!", rezaba la propaganda prometiendo el paraíso mientras algunos japoneses se volatilizaban. Los residuos de plutonio de una central nuclear pueden servir para construir una bomba atómica; estar a favor de la energía eléctrica nuclear es estar a favor de las bombas atómicas (la mayor amenaza a la que se ha enfrentado jamás la biosfera). Además, estos residuos constituyen un gran peligro potencial, ya que si un grupo armado con los suficientes recursos se apoderase de ellos podrían llegar a desarrollar sus propias armas.

  • La energía nuclear es, de todas las fuentes de energía eléctrica, la más centralizada, tecnificada, regulada, autoritaria y estatal. Por tanto la menos popular, democrática y accesible. Sólo un estado tan poderoso como los actuales puede desarrollar tal infraestructura y protocolos, sólo una sociedad tecnócrata y ultratecnificada como la nuestra puede dominar al monstruo. Una sociedad con energía nuclear no puede ser nunca democrática.

  • Las centrales nucleares son tremendamente caras y necesitan grandes ayudas gubernamentales para ser económicamente viables, quedándose después los beneficios la empresa que las gestiona. Ésta es la razón de que se alargue tanto la vida de las centrales, para exprimir la gallina de los subvencionados huevos de oro. Un ejemplo: la central finlandesa Olkiluoto 3 fue inicialmente presupuestada en tres 3000 millones de euros, pero actualmente sus costes de construcción ya ascienden a 5300 y no se sabe a cuánto puede llegar la factura6 (a esto hay que añadir los costes en el retraso de su inauguración, y por el tanto el retraso en generar beneficios). Las centrales también son muy caras de desmantelar, a lo que se añaden los costes de mantenimiento de los residuos para siempre. Por ejemplo, el gobierno español estimó en 1990 que podría costar hasta 360 millones de euros desmantelar Vandellós I7.

  • La tasa de retorno energético de una central nuclear es incierta, pero podría ser muy baja cuando se tiene en cuenta la energía empleada en la creación, mantenimiento y desmantelación de la misma. Buscando en Internet he encontrado datos contradictorios, por una sencilla razón: es casi imposible hacer un cálculo exacto de cuánta energía neta aporta una central, por los múltiples "inputs" energéticos de todo tipo que necesita. Dicho de otro modo, el "output" está claro, pero el "input" no. Dicho de otro modo, no se sabe hasta qué punto es energéticamente rentable la construcción de una central, incluso si podría serlo en absoluto.

  • Es falso que una central nuclear no genere emisiones de CO2: lo genera indirectamente, a través de la intensa actividad propulsada por energía fósil que requiere su construcción, mantenimiento, desmantelación y supervisión de los residuos.

  • El uranio no es infinito. No está claro cuándo se alcanzará el cénit de extracción del mismo; el Energy Watch Group predice que sólo se podrá satisfacer la demanda de las centrales actuales hasta el 20358.

  • El uranio nos hace depender energéticamente de otros gobiernos y empresas extranjeros, y por tanto dependientes de sus intereses. El hecho de que hoy en día Canadá y Australia sean "naciones amigas" no garantiza que sigan siéndolo de aquí a unas décadas, y más en estos tiempos tan convulsos.
Entonces, ¿por qué hay gente que defiende esta forma tan demente de generar energía eléctrica? Podemos dividir a sus defensores en dos grupos: los que sacan tajada y los que se dejan engañar por los que sacan tajada. Los que sacan tajada no son sólo los directamente implicados en el negocio (las compañías eléctricas y sus accionistas), sino también los medios que financian con su publicidad y los paniaguados como Felipe González (consejero de Gas Natural/Unión Fenosa) o Aznar (consejero de Endesa). A este conjunto de picapedreros de la opinión pública, maestros del engaño y la manipulación, los denominamos el lobby pro-nuclear. Tampoco podemos olvidarnos de los gobiernos que promueven la energía nuclear con fines militares, los últimos de ellos Irán y Venezuela, y los primeros Estados Unidos, Israel y Francia.

Ante este panorama tan negativo y casi apocalíptico, dejadme decir el tópico tan cierto: NUCLEAR NO, GRACIAS.



(1) http://www.foronuclear.org/pdf/resultados_perspectivas_nucleares_2008.pdf
(2) http://upload.wikimedia.org/wikipedia/es/timeline/33616a74fe4e3101fcff1451b2228dae.png
(3) http://en.wikipedia.org/wiki/Radioactive_waste#Long_term_management_of_waste
(4) http://en.wikipedia.org/wiki/Radioactive_waste#Geologic_disposal
(5) http://www.world-nuclear.org/info/inf18.html
(6) http://ipsnews.net/news.asp?idnews=50308
(7) http://www.elpais.com/articulo/espana/Gobierno/estima/40000
/millones/coste/desmantelar/Vandellos/elpepiesp/19900601elpepinac_2/Tes

(8) http://www.energywatchgroup.org/fileadmin/global/pdf/EWG_Report_Uranium_3-12-2006ms.pdf